Le parece insólito que la gente aspire a mejorarse para volver a trabajar en cosas que la enferman. Previendo eso en su vida, tras estudiar odontología y viajar el año 1974 a Paris, Carlos siguió investigando en el área de la salud y aprendiendo sobre el ser humano, hasta hoy en que ayuda a sanar con imanes a quien lo necesite.
Santiago, Chile.- Entrar a su consulta, es como llegar al hogar, un hogar colectivo donde saludas a los otros pacientes de beso, hablas con ellos como si fueran grandes amigos y eres siempre bien recibido por el dueño de casa.
Un té con miel, un vaso de agua imantada y/o unas galletas son parte del amable ritual que este hombre cálido y profundo, entrega a quienes se acercan por una ayuda en salud.
Es que Carlos Padilla disfruta de la conversación con los demás, del contacto con las personas, porque “sería importante avanzar en el cambio que necesitamos, creando espacios de comunicación, de meditación, de reflexión, de intercambio, sobre experiencias que tienen que ver con otro, estar en el mundo” dirá después, en medio de la entrevista.
Estudió en odontología en la Universidad de Chile, pero el golpe de estado lo encontró sin haber terminado la carrera, por lo que en 1974 viajó a Francia, donde se estableció por más de 20 años. Allí trabajó en entidades hospitalarias y siguió aprendiendo sobre el manejo del estrés, la salud y la energía. Luego de una experiencia personal con un biomagnetista que lo trató (y sanó) de una enfermedad supuestamente irreversible, Carlos Padilla se interesó por estudiar el tema en profundidad. Así, cuando volvió a Chile, además de administrar junto a su hija, la franquicia de una marca de cosméticos francesa que constituye su ingreso real, decidió dedicarse a realizar terapias de energía.
Recientemente, gracias a una entrevista que le realizó la periodista Ana Rosa Romo, en El Mercurio, Carlos se ha visto bastante solicitado por la prensa y la TV (ver entrevista en video), pero más allá de la técnica de sanación, él prefiere conversar de las causas que llevan a la enfermedad.
“Me parece lo más interesante de poder conversar, porque son cosas que uno va descubriendo en la medida que vas trabajando con la energía. He tenido bastante formación en ese campo, como para tratar de entender qué pasa realmente con el cuerpo, porque en esto hay mucha charlatanería y mucha creencia de que las cosas son de una cierta manera y en realidad todos los fenómenos obedecen a cosas que son muy elementales, como son las leyes de la naturaleza que operan en todo los campos” dice.
Entonces la razón de las enfermedades pasa a ser algo de toda lógica.
“Hay una energía estructurada que funciona en todo el organismo. Una enfermedad puede ser producida por falta o exceso de energía. Si sobrecargas el estómago, por ejemplo, generas un desequilibrio, aunque pienses que darle más comida de la necesaria es bueno, no lo es, te enfermas. Si corres, estás generando energía en las piernas, el corazón bombea más rápido…los pulmones buscan tomar más aire, buscan el equilibrio. Todo es equilibro en la energía” señala
Explica que los imanes generan una fuerza magnética especial, produciendo modificaciones en el cuerpo, moviendo la energía y activando el funcionamiento del mismo. Eso en lo práctico, si queremos encontrar una explicación del funcionamiento de la terapia con estos elementos, pero no se puede dejar de lado el aspecto emocional y espiritual de las enfermedades.
“No es por azar que aparecen todas estas corrientes espirituales y de sanación…Está todo ligado, es como buscar conectarse con otros mundos…la actividad de este mundo confuso, con falta de orientación, la sensación de impotencia frente a la estupidez humana, que se ve en todos los planos…Nadie se preocupa de los demás, sobre todo los que están en el poder, los que manejan cosas, como viven en otro mundo, fascinados por sus lucas y por ellos mismos…. Pero mejor no vamos a hablar de política…” dice con tranquilidad y algo de humor.
Luego reflexiona “No puedes andar pateando a la gente por eso, ahí viene el ejercicio de la compasión, la meditación…hay que parar un poco la música, porque de otra forma nos arrastra la corriente”
Somos seres en desarrollo y muy limitados en muchos campos
Pasan los minutos y Carlos debe controlar a la paciente que está en la sala contigua. Es una chica que se “tiró un piquero desde las rocas” y que se golpeó fuerte con las olas. “Me habían dicho que lo más seguro era que tuviera un disco roto. Carlos dijo que no era así la primera vez que vine y cuando me volvieron a hacer los exámenes, corroboraron lo que él había dicho” había contando a quienes estábamos en la sala, antes de entrar.
Mientras espero, converso con Julieta Frega, una doctora argentina que está aprendiendo a utilizar los imanes con Carlos. “Es amigo de mi papá. Lo conozco hace años y he visto lo que ha conseguido con esta técnica. Por eso quiero aprender, para ayudar aún más a mis pacientes” dice esta joven que es “médico familiar”, una especialidad que aquí se desconoce, pero que es una de las más valoradas en otras partes, por la relación que se genera entre médico y paciente..
Carlos está de vuelta. Enciende el calefactor y retomamos la conversación derivando en el tema de la frecuencia en la que el mundo se mueve.
“Somos seres en desarrollo y muy limitados en muchos campos. Fíjate que esta mañana en televisión, un señor habla sobre los espíritus, la casa embrujada de Duboi, el espíritu del caballo negro que atraviesa la calle y hace chocar al auto; después vas al cine y hay puras películas de terror. En Europa o Estados Unidos aparece un loco y mata gente…no ve gente, está hipnotizado por sus propias imágenes. Así cómo uno puede usar las imágenes para expandirse, para ser mejor, no…. se ponen en una frecuencia negativa…eso pasa también con el cuerpo…cuando tú te enfermas, muchas de las condiciones que generan ese estado con factores emocionales…” asegura.
Para prevenir enfermedades habría que partir por darse cuenta de las imágenes que generamos y de las condiciones en las que vivimos, según Padilla. El problema es que no resulta fácil. Estamos atrapados en un modelo, en una matrix que nos permite poco movimiento.
“Yo sé que no es fácil, porque la gente dice…esto es así…y hay cosas absurdas que uno sigue aceptando como que fueran parte de la vida…Si uno va a trabajar todos los días, aunque te traten mal, pero tienes que ganarte un sueldo, tienes que estar aceptando situaciones que te van estresando y te van enfermando. Porque el estrés se traduce en acidez, el cuerpo se pone ácido y cuando se pone ácido, se facilita el desarrollo de virus, de hongos y también de bacterias y parásitos que te pillan débil y encuentran un campo fértil para desarrollarse”
Según el biomagnetista a la gente le cuesta creer que tal vez bastaría un cambio de hábito, tomar una decisión, modificar de manera de vivir, para encontrar el equilibrio y sanar, porque estamos acostumbrados a dejarnos llevar por el sistema.
Por otra parte, la energía de nuestro pensamiento es tan fuerte que provoca una serie de males con sólo imaginarlos.
“Yo te diría que 95% de las personas que dice que es hipertensa, por ejemplo, tiene una hipertensión variable que depende de su emocionalidad. La taquicardia te puede venir porque piensas que te vas a quedar sin trabajo y no necesitas perder el trabajo, basta con pensarlo… o que tu pareja se va a ir o que tus amigos ya no te quieren…Cualquier pensamiento así te altera tu tensión y eso lo traducen como “usted es hipertensa, señora”…no, la verdad es que usted tiene imágenes potentes que mueven su cuerpo en una dirección. ¿Me entiendes?”
Claro que sí. Pensamiento, palabra y sentimiento generan realidades. Hablamos de la misma energía de la que Einstein daba cuenta, de la que estamos hechos y la que pocas veces controlamos.
“A mí me sorprende que la gente quiera mejorarse para seguir trabajando y volver a la pega todos los días y hay muchos que se están volviendo locos, porque en realidad hay muy poca gente a la que le gusta realmente eso y nadie propone cambiar nada. Vivir la vida de esclavo, es una fórmula que funciona para todos, pero al final cada uno decide qué hacer “finaliza.
Revisa aquí el video de la entrevista de Carlos Padilla en La Red
Me parece super interesante y me gustaría saber como contactarse con el Sr. Padilla para solicitar una terapia.No para mi sino para mi hijo.
Gracias
Angélica, puedes contactarte con él en el siguiente teléfono 9 82323841