El autor de Saga de un hombre solitario y Noches pasadas, nos cuenta sobre sus inicios en la literatura, su creación y sus próximos proyectos.
Santiago, Chile.- Su nombre completo es Hugo Alfredo Riquelme Becerra y el seudónimo proviene del homenaje realizado a H.P. Lovecraft cuyo trabajo, a decir del autor, ayudó a expandir su imaginación. Su vida tiene varios visos de novela. Nació en Santiago, pero un par de semanas antes del terremoto del año 1985, su familia se trasladó a la ciudad de Antofagasta. En la “Perla del norte” creció y se educó, por lo que se siente antofagastino de adopción, al igual que varios conocidos personajes nacionales. Sin embargo su primera pasión no fue el mundo literario. Si bien había sido un buen lector, confiesa que tenía más cercanía con los números que con las letras. Por ello, estudió Ingeniería en Administración de Empresas y, desde los 18 años, se inició como profesional. Al ingresar a su especialización en Recursos Humanos descubrió que necesitaba enriquecer su escritura para expresar mejor las inquietudes de las personas. Entonces comenzó a surgir el germen de la literatura en alguna parte de su interior.
El año 2016, H.P. Riquelme se trasladó a Santiago y estudió un Diplomado de Literatura Infantil y Juvenil, además de tomar algunos talleres con Francisco Ortega y Sara Bertrand. Hoy ha publicado dos novelas con Editorial Forja, Las noches pasadas y Saga de un hombre solitario.
¿En qué minuto nace, en forma seria, tu inquietud por la literatura?
La inquietud por la literatura estuvo desde temprana edad. En mi casa había pocos libros, aunque mi madre siempre se encargaba de conseguir los libros que en esos años estaban dentro de las lecturas obligatorias del colegio. La lectura en mi casa siempre tenía un fin práctico, o sea, se leía para aprender y no para otra cosa, ya sea para obtener buena nota en la prueba del colegio o aprender a armar una mesa, por ejemplo. Mis inquietudes iban más allá de solo el ejercicio de aprender, iban por contar historias, mías, de mis amigos, de gente que conocía. Entonces, con dos amigos más fundamos la Editorial Gato Blanco para hacer nuestros propios comics. Yo tenía 8 años en ese entonces y usábamos hojas de roneo, lápiz pasta y muy malos dibujos para contar las aventuras de la revista Villa Grandón, que era el nombre del lugar donde crecí en Antofagasta, pero a pesar de que yo me lo tomaba en serio, no era más que la diversión de un grupo de niños de los 90.
Más tarde comencé a tomarme las hojas en serio. Era el año 1999 y estaba encima el cambio de siglo, de milenio y mi entrada en la adolescencia, con todo lo que eso significa. A los 14 años me gustaba la polola de un amigo y me resultaba inevitable querer decirle muchas cosas, yo era un tipo muy intenso en sentimientos, pero leal, así es que como no podía decirle lo mucho que me gustaba, lo escribía. Así comencé a contar historias diferentes, alejadas del formato comic y entradas en la narrativa. Con personajes que no se alejaban de mis amigos, pero que eran reflejo de todo lo que quería ser. Creé en ese momento a uno de los personajes de mi novela “Las noches pasadas”, su nombre era Vivianne Subercaseaux. Entonces me di cuenta que a pesar de todo, tenía algo de pasta para la literatura. Aparecieron muchas historias, varias están guardadas en los cuadernos que llenaba con relatos y que aún permanecen en la casa de mis padres.
En 4° medio, tuve una profesora de Castellano – sí, en ese tiempo se llamaba así el ramo de Lenguaje y Comunicación- y esa profesora me marcó de por vida cuando me dijo tajantemente: “Tú nunca vas a ser escritor…”. Esas palabras me me dieron el impulso para recopilar todo el material que tenía hasta ese entonces escrito y armar mi primera novela. Así nació la primera versión de “Las noches pasadas” que fue escrita y re escrita al menos una 5 veces hasta ser lo que hoy está publicado. El impulso final me lo dio una ex compañera de trabajo. En el 2012 yo trabajaba en minería y en el campamento, donde estaba mi oficina, un pasillo me separaba de la de ella, un día cruzó hasta mi oficina y me pidió una información, que yo le pasé en un pendrive, dentro del cual iban al menos 8 capítulos de la novela definitiva. Ella los leyó y me dijo: “Tienes que publicarlo”. Antes de eso, no estaba en mis planes publicar. Así es como llegué a la literatura.
¿Cómo ha sido tu experiencia hasta ahora?
Bastante enriquecedora, debo decir. Desde el 2015, año en que salió publicada mi primera obra: “Saga de un hombre solitario” (Si, publiqué primero mi segunda novela), las cosas pasaron bastante rápido. La novela tuvo buena recepción, en la FILSA del 2015, momento en que presentamos la presentamos al público. Conocí a varios escritores y me entusiasmé tanto que en 2016 decidí dejar mi trabajo en minería allá en Antofagasta y radicarme en Santiago, para enfocarme en mi carrera literaria. No me arrepiento un minuto de esa decisión. He conocido gente maravillosa, nuevos amigos, escritores a los que admiraba desde hacía mucho tiempo y lo mejor de todo, lectores entusiasmados que me llenan de energía para seguir adelante.
Háblanos de tus novelas…
Saga de un hombre solitario es la segunda novela que escribí, pero la primera que publiqué. Nació de una idea que rápidamente se convirtió en otra cosa. Cuando comencé a escribirla, tomé de base un material que guardaba desde varios años antes, que era una especie de confesión amorosa a una ex compañera de trabajo, bien intensa, pero a la vez muy cursi. En mi cabeza rondaba la idea de escribir algo adulto, con tintes eróticos, pero no fluyó bien, así es que guardé el material. Al tiempo conocí a una persona que había llegado muy joven a una posición influyente dentro de la empresa donde trabajaba y comencé a notar como todo lo que ella hacía se rodeaba de rumores, lo que la comenzó a aislar. Me di cuenta de que el poder es solitario, por lo que retomé lo que había escrito y le di un espacio dentro de la que hasta ese entonces ya era una novela corta. Nació el personaje central de la historia. Después de un viaje, llegué a Chile con muchas ideas que nutrieron todo y finalmente apareció el catalizador que armó y ordenó la trama. Entonces, Saga de un hombre solitario, después de mucho se convirtió en la confesión de un padre, que intenta explicarle a su hija de 10 años el motivo por el cual su madre no está con ella. Es un viaje, que recorre el estilo de vida pasado del padre, al menos desde uno o dos años antes de que la niña naciera, donde se confiesan los pecados, los triunfos y los fracasos de un hombre que siempre se consideró solitario, a pesar de estar rodeado de amigos. Finalmente esta historia termina revelando un secreto que a todas luces la niña no debería conocer.
Las noches pasadas, por otro lado es una novela de fantasía oscura, con elementos góticos que explora desde el punto de vista sobrenatural las emociones humanas. Intensa, violenta, con un romance retorcido y muchos guiños a la literatura y cine gótico. Esta historia nació desde ese amor prohibido adolescente, con Vivianne Subercaseaux y Lian Munteanu a la cabeza, pero nació como una historia contemporánea, lejana a lo que se publicó. Fue gracias a una compañera de curso de la enseñanza media quien, por su curiosidad me obligó a armar una historia que retrocedía unos 250 años hasta Bucarest 1760, donde se cuenta la historia de Lian, desde el momento en que muere su padre. Este hecho le da la oportunidad de tomar la herencia familiar y huir de casa para darse la gran vida. Esa vida le dura dos meses ya que despilfarra el dinero y vuelve a sus tierras, donde no es bien recibido. Es golpeado, humillado y expulsado de su propiedad. El alcohol es su refugio llevándolo hacia una taberna donde cruza el camino con una mujer que lo había estado observando desde toda la vida. Diane, la mujer misteriosa, le ofrece dinero y poder a cambio de su eternidad, una oferta tentadora para un arrogante como Lian, quien acepta y se embarca en un viaje que lo trae a Chile a desencadenar el caos.
El presente de H.A. Riquelme
Por estos días, el autor escribe dos novelas en paralelo, de ciencia ficción y fantasía épica. Además, está en proceso de negociar otra obra escrita en conjunto con Daniel Leal Arancibia y Michael Rivera Marin, un western nacional ambientado en la pampa salitrera de Antofagasta.
“Estamos actualmente en la etapa más dura de todo este proceso, y es la etapa de la búsqueda de una editorial que la publique. Lamentablemente cuesta encontrar editores que se la jueguen con nuevas apuestas, a pesar de tener detrás el respaldo de los números de las novelas que entre los tres hemos vendido, la decisión de publicar sigue siendo comercial y no literaria. Varias editoriales han elogiado la obra, pero eso no es suficiente para el mercado. De todas formas confiamos que encontraremos el momento y la oportunidad, en alguna editorial que quiera jugársela por un proyecto que, sabemos, dará que hablar”
Para cerrar la conversación ¿hay algo que quisieras decir?
Solo agradecer el espacio y la labor de difusión que están haciendo. Sin duda estos espacios son muy valorados para mostrar que las letras en Chile están más vivas que nunca, y que fuera de los grandes exponentes consagrados, existen muchos autores emergentes que están preparando material de muy buena calidad, con perspectivas e inquietudes alucinantes.
Aprovecho de agradecer a los miles de lectores que se han incursionado en mis historias por todo el cariño que demuestran cada vez que tengo la oportunidad de presentar o charlar con ellos en las distintas ferias de libros.
Atentos a la nueva generación de escritores chilenos y a los exponentes de la literatura fantástica y de ciencia ficción que se está abriendo paso, a pesar de todas las dificultades imaginables. C.V.
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