Este domingo se celebra el Día del Patrimonio en Chile con múltiples actividades y visitas a edificios históricos. Pero, ¿tenemos una identidad como país que incluya el bagaje histórico que compartimos? El periodista y conferencista peruano Javier Lizarzaburú, creador de la campaña Lima Milenaria, comenta los grandes desafíos que tiene Chile en el ámbito de rescate patrimonial como una forma de generar comunidad.
Visitar museos y edificios históricos suele ser el clásico panorama para el Día del Patrimonio Cultural en Chile, que este año se celebra el domingo 29 de mayo. El resto del tiempo, la mayoría de los ciudadanos pasan indiferentes al lado de casonas con siglos de historia y no reparan en los múltiples objetos tangibles e intangibles que son parte también del patrimonio cultural del país.
Según el periodista y conferencista peruano especializado en temas de patrimonio, Javier Lizarzaburú, es esa conducta la que dificulta la construcción de una identidad como país. Por ello, Lizarzaburú creó la campaña Lima Milenaria, con el objetivo de recuperar el legado prehispánico de la capital de Perú desde el enfoque de ciudadanía, inclusión y desarrollo. Su trabajo a través de medios de comunicación, de la difusión constante, le ha valido varios premios a nivel internacional y ha logrado constituir una “identidad limeña”. ¿Se puede hacer lo mismo con Chile?
“La comunicación del patrimonio es algo que está empezando a formarse recién en estos diez últimos años. Con la globalización ha comenzado a tomar fuerza y un cariz más específico el tema de la protección del patrimonio en toda Latinoamérica, en respuesta a la homogenización que promueve esa aldea global. En este contexto, surge la pregunta ¿qué nos hace diferentes al resto?”, planteó Javier Lizarzaburú, durante su charla en el seminario “Comunicación, Patrimonio y Cultura”, organizado por la Escuela de Periodismo y la Facultad de Diseño de la Universidad del Pacífico.
Si bien en temas de rescate y promoción del patrimonio cultural Santiago de Chile parece estar a años luz de Lima, el especialista peruano no es tan crítico. “Recién ahora hay un camino que se está abriendo para comenzar a trabajar un estilo diferente, una manera de comunicar, que no es sólo informar, sino que trata de reactivar vínculos con el territorio e identidad. Desde ese punto de vista, Chile no está mal porque existen fondos de rescate del patrimonio, beneficio que no está presente en países vecinos”, agregó.
Para el experto peruano, es esencial acercar el patrimonio a los ciudadanos, para lograr luego una identidad más arraigada como ciudad y como país. “Las personas deben entender que el pasado no quedó atrás, sino que está aquí. Y esa comprensión se logra mostrando el vínculo que existe entre el ciudadano y el patrimonio, que está en todos lados. Hay que mostrar esas razones y generar la sensación de identidad específica en los habitantes. En el caso de Lima, fue necesario dar a conocer la historia de los ríos que atraviesan la ciudad. Nadie quiere lo que no conoce, por lo que había que informar a los ciudadanos sobre su ciudad y darle responsabilidad sobre su patrimonio. Y eso también se puede hacer en Chile”, aseguró Lizarzaburú.
Si bien Chile tiene fondos económicos destinados a la cultura y a su rescate, aún falta mucho por hacer. “En general, en la mayoría de los países el tema de patrimonio no está en la agenda, pero cuando se toca algún edificio o ciudad se vuelve un escándalo nacional. Es importante que se entienda que la responsabilidad de cuidar el patrimonio es de todos, del Estado, de las empresas, de los ciudadanos, etc.”, acotó el periodista peruano.
En esa línea, las políticas de Estado y el rol que juegan los privados son fundamentales. “Aunque los gobiernos aleguen que no hay fondos para la cultura y el patrimonio, muchas veces es bueno aceptar el aporte de otros actores, como los privados, o pensar en otras creativas formas para lograrlo. Por ejemplo, en Londres la Lotería Nacional la maneja el Ministerio de Cultura, lo que les deja millones de pesos a su presupuesto. También allá, si alguien dona un porcentaje de su testamento a Cultura, obtiene un descuento en el impuesto que existe por herencia. El abanico de posibilidades es muy amplio”, concluyó el Javier Lizarzaburú.
Laura Muñoz