- Los viajes de intercambio son una experiencia cada vez más frecuente. Algunas cifras indican que en los últimos diez años los alumnos que cursan estudios fuera de Chile se han duplicado. No obstante, el nerviosismo y de la ansiedad por llegar solos a un mundo desconocido sigue siendo algo normal. Especialista de la U. del Pacífico aconseja cómo prepararse para esta experiencia.
A poco más de un mes de comenzar el segundo semestre académico, muchos estudiantes ya preparan sus maletas para emprender uno de los viajes más anhelados por muchos jóvenes: el de estudios de intercambio en el extranjero. Frente a esta circunstancia, es común que se experimenten emociones asociadas a enfrentarse a una situación nueva.
“Las emociones que sienten los jóvenes antes de iniciar esta aventura pueden ser diversas y dependerán de sus características personales y de su entorno, así como también del contexto y la cultura a la que llega”, comenta la psicóloga de la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad del Pacífico, Marcela Zubiaguirre.
Para la profesional, es normal que los jóvenes experimenten sentimientos de satisfacción y alegría por la decisión tomada, pero también de inseguridad y ansiedad por toda la información que deben procesar y los requisitos a cumplir. “Puede que sea la primera vez que salen del país, que están lejos de su familia por varios meses y además que se enfrenten a vivir solos. Esto obviamente genera alta expectación y motivación por todo lo vinculado al intercambio, transformándose en el foco principal de su vida cotidiana. Además, para algunos, visualizarse lejos de las personas significativas, de sus mascotas y de su rutina, puede gatillar ambivalencias ante la partida”, aclara la psicóloga.
Dentro del proceso, Marcela Zubiaguirre añade que es importante saber que los alumnos que realizan estos viajes podrían tener algún tipo de choque cultural al arribar a un nuevo país. “Ello es una reacción natural al cambio de ambiente, a la distancia de las personas significativas y a nuevas exigencias académicas. Por esto, los estudiantes deben saber que todo cambio implica oportunidades, pero también exigencias y esfuerzo; deben destinar tiempo para aclarar los objetivos de optar por el intercambio, lo que les animará a sostener los compromisos cuando ocurran momentos difíciles y estimulará a planificar las acciones que tendrán que realizar para cumplir con sus metas”, comenta.
Por ello, una estrategia a seguir es informase previamente del destino al cual se dirigirán. “Conocer sobre las características formales, como la organización, idioma, ubicación geográfica, clima, comidas, fiestas, etc., así como de las informales, que aparecen en blogs de estudiantes de intercambio referidas a costumbres, trato, puntualidad, entre muchas otras”, advierte la psicóloga.
Otra buena fuente de información son las mismas instituciones a la cuales se llegará a estudiar. “Aclarar con ellas temas de trámites, plazos y requisitos que se deben cumplir, como las redes de apoyo con las que puede contar, será fundamental para reducir la incertidumbre y adaptarse al nuevo contexto”, agrega.
La especialista también recomienda expresar las dudas y emociones a personas significativas que acojan al joven, para que le ayuden a resolver sus inquietudes. “Puede ser de mucha ayuda hablar con alumnos que ya hayan tenido la experiencia y con las personas que coordinen el intercambio”, sugiere.
Si bien la experta señala que hay casos puntuales en los que se advierte que no es conveniente realizar un intercambio estudiantil, como por ejemplo, cuando existe una enfermedad que afecte la vida del alumno o porque no ha desarrollado la suficiente autonomía y responsabilidad, en general sí aconseja vivir esta experiencia que califica como única.
“Los alumnos refieren que es una experiencia que marcó sus vidas, provocando un antes y un después: aumentaron su conocimiento en el ámbito académico, accediendo a puntos de vista y metodologías distintas a las que pudieron haber conocido en su país; conocieron lugares, costumbres, valores que ampliaron su mirada de mundo y de sí mismos, sintiendo que crecieron como personas y que desplegaron más habilidades sociales. Además, proyectan que lo aprendido les servirá tanto ahora como a futuro, siendo un plus en su currículo”, concluye Marcela .
Verónica Marzolo
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