Confianza y civismo en nuestros tiempos desafiantes

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The Huffington Post, publicó hace un par de semanas este texto de Stephen Balkam, Fundador y CEO de Family Online Safety Institute (FOSI) el que, especialmente en estos tiempos, nos hace sentido y quisimos compartirlo con ustedes.

Internacional.- Hace diez años, presentamos el Instituto de Seguridad Familiar en Línea (FOSI, por sus siglas en inglés), en un tiempo de innovación y cambios extraordinarios. El 2007 fue un año tan notable que Tom Friedman escribió un libro titulado “Gracias por llegar tarde”, basándose en lo que sucedió en esos doce meses trascendentales:

IBM comenzó a construir a Watson, la súper computadora que ahora es campeona de Jeopardy. Se lanzó el Kindle de Amazon. Android de Google fue develado, pavimentando con ello el camino para una nueva generación de teléfonos. Airbnb abrió sus puertas. Facebook & Twitter despegaron definitivamente. Y, por supuesto, ese fue el año en que Steve Jobs presentó el iPhone, estableciendo preparando el escenario para el crecimiento explosivo de aplicaciones.

Avancemos rápidamente diez años y nos encontraremos en un extraordinario punto de inflexión. Mientras que el impacto de la tecnología digital crece, también lo hace nuestro trabajo en el campo de la seguridad en línea. Hablamos de reconocer los riesgos, mitigar los daños, mientras que cosechamos las recompensas de nuestras vidas y las de nuestros hijos.

La tecnología ha tenido un profundo impacto en la forma en que nos tratamos unos a otros; en la forma en que criamos a nuestros hijos y hasta en la forma en que pensamos y sentimos sobre nosotros mismos. Y, por supuesto, en nuestro discurso político y el proceso democrático en sí mismo.

Hemos sido testigos de incontables ejemplos durante el año recién pasado, sobre la forma en que la confianza ha sido erosionada en instituciones, organizaciones y aún en cada uno de nosotros. Hemos visto como la civilidad básica ha sido desafiada por la agresión, el acoso en línea, la intimidación y otras cosas peores aún.

La tecnología refleja y, al mismo tiempo, acelera los cambios que atravesamos en nuestras comunidades, en nuestra nación y en el mundo. Estos son tiempos difíciles. No ayuda que nuestros líderes políticos sean un modelo del comportamiento que le enseñamos a evitar a nuestros hijos.

Pero estos tiempos desafiantes constituyen también una oportunidad. Una oportunidad para nosotros los adultos, padres, profesores, líderes de la industria e incluso para los políticos, para que volvamos lo básico. ¿Qué defendemos? ¿Cuáles son nuestros valores centrales? ¿Cuál queremos que sea nuestro legado, tanto en línea como fuera de línea? Para mí, se trata de confianza y civilidad.

Confiar es creer en la confiabilidad, la verdad o la habilidad de alguien o algo. La confianza puede significar fe, certeza o convicción. Como en “Las buenas relaciones se construyen sobre la confianza”

Entonces nos preguntamos: ¿Confío en esta persona, en este sitio, en este post, tuit o foto? ¿Puedo confiar en esta institución, escuela u organización? ¿Qué pienso cuando alguien en el poder dice, “Tengo la respuesta. Confía en mí”?

¿Cómo guiamos a nuestros niños y estudiantes para que sepan en qué y en quién confiar en línea? ¿Cuáles son las habilidades para este medio necesarias en estos tiempos difíciles? ¿Cómo podemos crear conciencia y enseñar discernimiento sin transmitir miedo o, peor, cinismo a nuestros hijos y a la gente joven?

Parte de la respuesta se encuentra en lo que consideramos como civismo básico. Mi diccionario Oxford de inglés me dice que la palabra proviene del latin “civilis” o del estado de ser ciudadano o de comportamiento ordenado. En el siglo XVI, el sentido de educación y cortesía surgió como otra capa del significado de esta palabra. Otras palabras que vienen a la mente incluyen: respeto, encanto y consideración.

Necesitamos crear decisiones de políticas públicas razonables, robustecer las mejores prácticas de la industria y generar campañas educacionales basadas en la evidencia para contrarrestar el comportamiento dañino y disruptivo que tanto, nosotros como nuestros niños, presenciamos cada vez más.

Mientras que necesitamos responder al aumento de noticias falsas, la plaga del odio en el discurso y el flagelo del acoso en línea y la intimidación, también debemos ser un modelo de comportamiento civil; para promover y destacar lo mejor de nosotros con el objeto de crear espacios seguros y confiables para otros, en especial para nuestros hijos.

Debemos actuar con los demás en línea, como nos gustaría que otros actuaran con nosotros en Facebook, Twitter, YouTube y el resto. La Regla Dorada es eso: dorada. Se aplica en línea y fuera. En la vida real y en la segunda vida.

No sólo pienses antes de postear algo. Siéntelo, también. Desarrolla tus habilidades de empatía. ¿Cómo recibirá la otra persona lo que estoy a punto de publicar? ¿Qué impacto tendrán mis palabras, fotos, vídeos, material compartido y tuits?

Esto puede significar que reduzcamos la velocidad de nuestras respuestas, para tomarnos un momento extra para chequearlas con cabeza y corazón. ¿Es verdad lo que estoy a punto de publicar, al menos lo que puedo decir? ¿Se siente correcto? ¿Es dorado? Si es así, envíalo. Si no, bórralo.

Muchos atletas top describen lo que hacen al calor de la competencia. Ralentizan el juego. Aunque una pelota vaya en su dirección a 155 kilómetros por hora, ellos encuentran la forma de bloquear el ruido, ganando así medio segundo extra para comprobar su swing o para pasar a través.

Pienso que todos podemos demorar el juego en línea. Pausarlo, tomar un respiro y ser más conscientes antes de presionar Responder. Necesitamos urgentemente desarrollar nuevas normas y comportamientos en línea. Tuitear reflexivamente, postear conscientemente y respuestas empáticas son sólo el comienzo.

Al ser modelos de estos comportamientos reflexivos para cada uno y para nuestros hijos, podemos reconstruir la confianza, la seguridad y la civilidad en estos tiempos fracturados y divididos.

Stephen Balkam Foto extraída de Fosi.org
La traducción fue autorizada por el señor Balkam.

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