-
Fundador de la mítica agrupación boliviana Los Jairas, cantante, compositor, maestro de charango, inventor de instrumentos, es una de las personalidades de la música latinoamericana plenamente vigente a sus 78 años
-
El artista sigue haciendo un aporte a las raíces del continente y es probable que pronto lo tengamos en nuestro país.
La Paz, Bolivia.- No se puede visitar La Paz sin pasar algunas horas en el “Museo de los instrumentos” creado en 1962 por el eximio instrumentista en charango, Ernesto Cavour. El espacio, una gran casa colonial con un patio central, alberga miles de instrumentos de todas partes del mundo. Aerófonos, cordófonos, idiófonos, membranófonos y electrófonos son parte de una muestra que incluye historia e interactividad para los visitantes.
El museo es una cosa, un legado maravilloso de su creador, sin duda, pero conocer a su fundador es un gran privilegio. El maestro es de una humildad que sólo se ve en los grandes. Abierto a compartir y conversar con quienes visitan el centro cultural – que incluye museo y el Teatro del Charango-, se da el tiempo para responder preguntas y contar la historia que ha vivido a través de la música. El lugar, fruto de su propio esfuerzo y el de su familia, rinde homenaje a los músicos del mundo y de verdad resulta extraño descubrir que los gobiernos de turno no han reconocido, ni apoyado su gran obra. Esperamos que llegue el respaldo, porque el recinto es un regalo para Latinoamérica.
Ernesto Cavour y parte de su historia
El charangista fue fundador de la mítica agrupación Los Jairas donde tocó con el antropólogo y músico suizo Gilbert
Favre, pareja de Violeta Parra.
Cavour es responsable de exportar el charango y su sonido al mundo, inventor de instrumentos, compositor, cantante, escritor y emprendedor. Además, ha escrito varios textos para la enseñanza del charango. También tiene una serie de mini-libros con historias propias.
A sus 78 años, se presenta cada sábado junto a Rolando Encinas y Franz Valverde, conquistando al público que, llega de todas partes a verlo tocar. El virtuosismo es evidente, pero su histórico amor por la música y su entrega son conmovedores.
Tiene espíritu de niño y siempre lo ha tenido, según comenta su hija y digna colaboradora, Kantuta Cavour, una antropóloga entregada en cuerpo y alma al proyecto de su padre, a quien admira profundamente.
Coleccionista, no sólo de instrumentos, Carvour tiene un lugar especial para sus tesoros. Se trata de una pequeña habitación “sólo para niños de todas las edades”, donde se puede encontrar cientos de miniaturas de todo tipo. Una grata sorpresa para grandes y chicos.
En medio de la conversación, descubrimos que el maestro tiene parientes chilenos y nos da mucho orgullo. Sin embargo, es muy grato reconocer que Ernesto Cavour es patrimonio vivo Latinoamericano. Conózcalo, escúchelo, aprenda. CV