Educación: el placer de volver al colegio

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“La educación engrandece”, decía la frase que identifica a mi colegio “y la tecnología ayuda” agregaríamos hoy.

Santiago, Chile.- Cada vez que escuchamos la frase “volver al colegio”, es inevitable pensar en el ya desaparecido Rodney Dangerfield y sus andanzas en el retorno a universidad a una edad madura, que dieron nombre a la conocida comedia.  Pero más allá de eso, el concepto de la educación para adultos, es frecuentemente asociado a desafíos económicos y académicos que, en pos de una mejora salarial, no suelen recompensar como el estudiante espera.  Además, como la idea de mejorar el currículum con nuevos cursos, cada vez es más compleja, el impedimento pareciera crecer.

Antes bastaba una especialización en la carrera elegida,  luego se valoraron los Diplomados; ahora necesitas un Magister y luego un Doctorado, para recién ingresar a la competencia por un puesto determinado. El problema es que, con tanto estudio, seguido de poca experiencia, los nuevos profesionales llegan, muchas veces cojeando en lo práctico y de sentido común a un alto cargo, que no siempre pueden manejar.

Por lo anterior, cualquier estudio que se realice, después de haber comenzado a ejercer la carrera o el oficio elegido, suele ser bastante más útil y no sólo eso, se convierte en un placer y hacia allá está encaminada esta columna.

Si aprender, en el colegio y en la universidad, era una obligación, el adulto que descubre el educación adultosconocimiento como fuente de satisfacción propia, también disfruta del placer de volver a levantar la mano, de equivocarse y seguir aprendiendo de quien enseña y de sus compañeros de clase. Seminario de especialización, curso complementario de la carrera u oficio o un taller de artesanía o costura, son valiosas herramientas para quienes las eligen y por tanto la mirada al proceso de aprendizaje es diferente.

En este punto, no puedo dejar de pensar en el texto “Hay que buscarse un amante” de Jorge Bucarey, en el que invita a “estar de novio con la vida” como una necesidad absoluta para la propia felicidad. Estoy convencida que, para todo el mundo, la educación- aprender algo de alguien – puede jugar ese papel.

De hecho, siempre que puedo y a riesgos de ser considerada una “latera”, recomiendo a los que tienen alguna inquietud, que reanuden sus estudios y no me refiero a la educación formal simplemente, sino a cursos, talleres, encuentros (pagados o gratuitos) que permitan sentir que está conociendo algo nuevo del mundo que lo rodea, abriendo los ojos a distintas realidades  o mejorando los conocimientos sobre un tema específico. Las disculpas del caso, pero si pudiera, yo sería estudiante eterna.

¿Qué te interesa a ti? Existen cientos de instancias para aprender algo más.  Literatura, arte, economía, artesanía, política y espiritualidad, son algunos de los muchos  temas que siempre puedes elegir y que están a tu alcance. Cualquier nuevo conocimiento constituye  un aporte para alimentar tu motor energético diario y hacerte más feliz.  Y si no tienes tiempo de trasladarte o pagar un curso, lnternet está lleno de fuentes interesantes, que te permiten acercarte a los temas de tu interés. En esta época, la falta de recursos, teniendo acceso libre en distintos espacios a la red, no es excusa para aprender.  No me creas, pruébalo (no pierdes nada)

Mary Rogers G

 

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