El fantasma de las navidades pasadas

Columnas Fiestas

De nostalgia y costumbres antiguas

Santiago, Chile.- No, no voy a hablar de Charles Dickens y su maravilloso Cuento de Navidad. El fantasma de navidades pasadas, en este caso, es sólo nostalgia de otra mirada, más ingenua y mágica. El recuerdo de una actitud diferente frente a estas fechas de celebración, aquella en que cada uno pensaba en las personas que quería, por días, para encontrar un gesto que lo demostrara. 

A pesar de mi evidente encanto con las nuevas tecnologías, creo que, con ellas, algo hemos dejado atrás. Con la inmediatez, la globalización y todo aquello que consideramos una ventaja, olvidamos la dedicación. Es más fácil comprar algo por Internet o entregar una “gift card”, que darse vueltas por la ciudad pensando en qué podría generar una sonrisa en la persona.

Recuerdo cuando, todavía en los ochenta, nos esmerábamos por comprar lindas tarjetas de navidad para enviarlas antes de que llegara e 24 de diciembre. Creo haber escrito medio centenar de ellas cada año. Las compraba con anticipación y escribía un mensaje diferente en cada una. Por supuesto, no faltaba una para aquel personaje que me interesaba, aquel amor aún no declarado que recibiría mi saludo. Había un encanto en eso. Es probable que mi satisfacción fuera mayor que la del receptor, pero la dedicación absoluta a la tarea era una realidad.

Hoy, imagino que el correo sólo recibe las cartas de los niños que piden regalos al Viejito Pascuero. Ellos tampoco hacen tarjetas en casa. En realidad, ya nadie envía tarjetas, salvo las virtuales, que tienen cierta gracia, pero no son comparables.

Mi fantasma de las navidades pasadas

Es probable que esta sea una reflexión demasiado personal. Tal vez es mi visión sobre lo que es y lo que fue, pero no siento el “espíritu navideño”. La gente corre para comprar y comprar, se estresa y reacciona mal ante cualquier inconveniente. El dedo del corazón se eleva con mayor facilidad en las calles y los segundos en que se comparte con la familia o los amigos son un mero trámite.  Llegó la hora, abramos los regalos, felicidades y a preparar el año nuevo se ha dicho.

Cuando esto se publique estaré en el hemisferio norte. Por primera vez tendré una blanca navidad y de seguro voy a recordar los algodones que papá ponía en nuestro árbol, uno que tenía olor a pino,  aunque no era real. Claro, la imagen de San Nicolás tenía que estar rodeada de nieve. En esa fecha, conoceré el milagro.

Esta navidad voy a pensar en la magia, en el amor por los míos, en lo bueno que es agradecer a la vida por los que estamos hoy, por lo que somos. En esta navidad voy a creer en las cosas simples, voy a creer en el corazón. Qué el intelecto trabaje el resto del año. Esta navidad permitiré que viva el fantasma de las navidades pasadas. Tal vez, como en el cuento de Dickens, se consiga un milagro.

 Mary Rogers G.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *