Entrevista a mí mismo.
Por Enrique Gallud Jardiel (*)
España.- Con motivo de la aparición de alguno de mis libros me suelen hacer entrevistas para periódicos, emisoras, etc. Pero los periodistas son gentes apresuradas por naturaleza y hay muchas preguntas que no me ha hecho nadie y que a mí me parecen curiosas. Así es que decido hacérmelas a mí mismo y responderme, manteniendo siempre la mayor cordialidad entre entrevistado y entrevistador.
¿ES DIFÍCIL ESCRIBIR?
Escribir bien es muy difícil. Pero escribir, simplemente, como lo hago yo, no es nada complicado. Basta con poner una palabra detrás de otra. Yo tengo facilidad para ello: no me atasco, el papel en blanco no me asusta. Las frases fluyen en mi mente más deprisa de lo que consigo transcribirlas al papel. Nada hay que me dé tanta risa como esa imagen cinematográfica del escritor, detenido ante la máquina de escribir, sin saber qué poner, o tirando arrugadas bolas de papel en blanco a un rincón de la habitación.
¿CÓMO ESCRIBES?
Escribo a mano y luego lo copio en el ordenador. Se me hace muy cuesta arriba corregir, aunque es imprescindible hacerlo. Sí presumiré de que la primera redacción de cualquier cosa —tras años de práctica, he de reconocerlo— me sale bastante correcta en cuanto a gramática, ortografía, puntuación y demás.
¿EMPLEAS ALGUNA TÉCNICA ESPECIAL QUE TE FACILITE TU LABOR?
He realizado bastantes trabajos de investigación en mi vida y esto, creo, ha dotado de cierto orden a mi mente. Los artículos, los ensayos los redacto tras haber preparado, ordenado y clasificado un montón de fichas. Luego, lo que digo será inane o banal, pero nunca está desordenado; siempre mantiene una estructura coherente y lógica (no digo varias veces lo mismo, no me dejo nada sin decir, etcétera). Con los escritos de ficción pasa igual. Podrá faltarme el ingenio, la chispa, la originalidad o la gracia, pero me parece que mis escritos en prosa están bien estructurados, mis versos respetan las reglas, etcétera otra vez.
¿DE DÓNDE OBTIENES LA INSPIRACIÓN?
Mantengo mi mente alerta a temas e ideas. Escucho con atención las conversaciones de las que pueden saltar afirmaciones originales y no me desprendo de un libro, un folleto, un anuncio, un papel cualquiera sin explorar antes sus posibilidades cómicas.
¿ESCRIBES EN CUALQUIER LUGAR?
Voy por el mundo provisto de un cuadernillo donde apunto lo que se me ocurre. Este procedimiento no es nuevo. Y puedo asegurar a que todo el mundo se le vienen a la cabeza muchas ideas originales y válidas al cabo del día. Pero, si no se apuntan de inmediato, la inmensa mayoría de estos gérmenes literarios se olvida. Luego, se escribe mediante impulsos. Tengo ideas apuntadas desde hace mucho tiempo y, aunque me parecen magníficas, no acabo de decidirme a realizarlas.
¿ERES REGULAR EN TU TAREA?
Hay días que escribo mucho y otros, nada en absoluto, dependiendo del tiempo que me dejan libre mis otras ocupaciones. No tengo preferencias ni problemas en cuanto al horario o lugar de escritura. Para mantener la regularidad escribo —aparte de en mi casa, claro está— en cualquier otro sitio, sea el transporte público o las casa de los amigos. Me invitan a pasar el día o a comer cocido y allá me voy yo con mis cuartillas. Mis verdaderos amigos no consideran grosería por mi parte que, cuando están todos tomando café, yo me retraiga a un rincón a pergeñar cosas. (Y si alguno se ofende, si alguno no puede entender lo importante que puede ser el arte, por más que modesto, en la vida de un hombre, a ese alguno pueden freírle un paraguas, por lo que a mí respecta.)
¿TE ENCARIÑAS CON TU PRODUCCIÓN?
No publico todo lo que escribo. A veces hago cosas tan malas que me daría vergüenza que nadie las viera. Sirven como ejercicio y quizá de base para escritos futuros. Pero son también cosa necesaria, para ayudar a superarte y no perder el sentido crítico. A veces me arrepiento de haber roto y tirado cientos cosas que me acabaron pareciendo muy malas. Creo que daría algo importante por recuperarlas, si eso fuera posible, pues siempre se podrían rescribir a la luz de la experiencia.
¿CÓMO ELIGES LOS TEMAS QUE TOCAS?
Procuro siempre lograr la variedad, aunque inevitablemente me repita. Yo soy bastante cuadrado y simétrico de mente. Por ello, si escribo un día la historia cómica de Roma —es un decir— automáticamente contemplo la posibilidad futura de escribir la historia cómica de Asiria, de Babilonia y de todos los imperios habidos y por haber.
¿TE INSPIRA EL MUNDO QUE VES?
Intento evitar la actualidad. No quiero que me pase como a Aristófanes, cuyas comedias lees y te dices: «Esta sátira en su día sería graciosísima, pero yo no me entero de contra quién iba dirigida ni por qué.» Me ha sucedido concebir algo, posponer su redacción unas semanas y hallar que ya no tenía sentido escribir sobre algo pasado de moda. Cuando tengo esa sensación procuro escribir sobre algún filósofo presocrático o cosa por el estilo, para compensar la evanescencia y efemeridad del presente.
¿DE VERDAD DESPRECIAS A TODOS LOS PERSONAJES A LOS QUE PARODIAS?
A veces puede parecer que respeto pocas cosas o personas, a juzgar por lo que me burlo de ellas. Esto no es así, pero la parodia y la admiración son perfectamente compatibles. Me puedo chunguear de las películas de Stanley Kubrick, que me parecen todas excepcionales. Por eso mismo, las he visto muchas veces y las conozco lo suficientemente bien como para parodiarlas con cariño. El desprecio es para aquellas cosas que no recuerdas, de puro vacías. Y cuando algo me cae realmente mal, se me nota bastante.
¿POR QUÉ PREFIERES EL HUMOR?
Disfruto enormemente con la gran libertad que te proporciona el humor. Pondré un ejemplo. Recuerdo un verso de una composición sobre Romeo y Julieta. Comenzaba:
Capuletos y Montescos.
Dos familias en vendetta
de la ciudad de Verona,
famosa por sus…
Se establece en este caso la necesidad de decidir. ¿Por qué es famosa Verona? No tengo ni idea. En un verso en serio tendría que haber buscado una palabra que rimara en asonante y que mantuviese la coherencia. Podría haber sido «…famosa por sus iglesias». Eso hubiera sido literaria y hasta culturalmente correcto, pero vulgar. En su lugar opté por «…famosa por sus paellas», obteniendo humor mediante el absurdo y el cambio de nivel. La palabra «paellas» fue la primera que me vino a la mente y la adopté de inmediato, sin pensármelo un momento. Podría haberla hecho famosa por sus culebras, sus empresas, sus magdalenas, sus parteras y lo que me hubiese dado la gana, siempre que rimara. El humor te permite estas licencias, lo que resulta muy gratificante.
¿EMPLEAS ALGÚN ESQUEMA FIJO EN LA ESTRUCTURACIÓN DE TUS ESCRITOS?
Siguiendo a Lope, escribo muchas cosas empezando por el final, para lograr la gradación precisa, esencial en las obras de ficción.
¿CONSULTAS OPINIONES DE OTRAS PERSONAS?
No muestro mis escritos antes de publicarlos, ni pregunto opiniones. Es triste, pero cuando lo he hecho no he conseguido nada útil. Puedes someter una novela al juicio de tus amigos y te dirán que sí, que les ha gustado, pero no saben por qué. Ante la pregunta de qué cambiar o cómo mejorar, no te saben decir. Y si la entregas a un especialista, probablemente te sugerirá algún cambio con el que no estarás de acuerdo en absoluto. La literatura es algo personal y todos debemos tener nuestro estilo propio y responsabilizarnos de nuestros errores y fracasos.
¿CÓMO SE DOMINAN LAS TÉCNICAS DE ESCRITURA?
Opino firmemente que el secreto de la escritura está en leer reiteradamente cosas buenas, no cualquier cosa. En el aspecto técnico, las ayudas —diccionarios temáticos, concordancias y demás parafernalia— son mucho más útiles de lo que pudiera parecer.
¿HAY ALGÚN SECRETO EN LA ESCRITURA?
Dijo William Somerset Maugham que, para escribir ficción, cualquier tipo de ficción, había que respetar tres reglas especialísimas y totalmente imprescindibles. Pero también dijo que nadie sabía cuáles eran esas reglas. La imitación de modelos, lo previsto no siempre funciona. Hay que dejarse llevar en cierto modo por el instinto de qué es lo que quedará bien en un escrito.
¿TIENES ALGÚN MODELO PARA TU ESTILO?
El estilo no debe fijarse en ningún modelo, debe ser algo personalísimo y, por tanto, surge de uno mismo. Pero si me preguntas qué autor emplea una lengua cuya lectura ayude a mejorar la tuya, te recomendaré a Ortega y Gasset, por su corrección, modernidad y amplitud de vocabulario.
¿PODRÍAS RESUMIR EL ARTE LITERARIO EN UNA SOLA PALABRA CLAVE?
Sí. Y no sólo el literario. La palabra mágica es «variedad». Lo dijo Baltasar Gracián, que era quien más sabía de estas cosas.
¿POR QUÉ SE ESCRIBE?
Se escribe, debe escribirse, por el placer de escribir. Pero evidentemente quieres compartir lo que has hecho. El lector es parte esencial del proceso. Yo he publicado muchos libros, pero otros no los he conseguido publicar y eso, indudablemente, causa frustración. Cuando se escribe sabiendo que lo escrito se va a leer, la motivación infinitamente es mucho mayor.
¿A QUIÉN PUEDE CONSIDERARSE ESCRITOR?
A todo aquel que escribe, publique o no, venda o no. La idea de que un escritor es sólo aquel que gana dinero, la diferenciación entre el profesional y el aficionado, es algo que yo no puedo compartir en absoluto. Si el que no gana dinero con un arte no es considerado artista, entonces Van Gogh no fue pintor, porque no vendió cuadros, ni Garcilaso de la Vega fue escritor, porque no cobró nada por sus versos.
(*)Enrique Gallud Jardiel (Valencia, 1958) es docente, escritor y ensayista. Nieto de Enrique Jardiel Poncela e hijo de los actores Rafael Gallud y Mariluz Jardiel. Es Doctor en Filología Hispánica de las universidades Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi y Complutense de Madrid. Es un intelectual prolífico , con más de 60 libros publicados y una centena de artículos. También escribe frecuentemente en su blog Humoradas.
Brillante!