Por Ana Rosa Romo R
Barcelona tiene casi tres mil hectáreas de parques y jardines. Siete de ellas corresponden a Los Jardines de Pedralbes, cuyo origen se remonta a fines del siglo XIX. Por ese entonces, el conde Güell compró los terrenos y mandó a construir un palacio, con capilla incluida ¡obvio!, y a diseñar un parque en sus alrededores.
Pinos, eucaliptos, palmeras, cipreses y magnolias, entre otros, dieron forma a un magnífico jardín, en el que incluso Antonio Gaudí dejó su huella. El conde era su mecenas, y allí el famoso arquitecto catalán plasmó dos obras que hasta hoy se conservan, la fuente de Hércules y una pérgola cubierta de enredaderas.
Pedralbes está abierto al público casi todo el año. Pero cuando concita mayor afluencia es en verano, y especialmente durante el Festival Jardines de Pedralbes, que este año se realizará entre el 5 de junio y el 15 de julio. ¡Un mes y medio de conciertos! Uno cada día.
Esta iniciativa es más o menos reciente. Fue ideada por un conglomerado –Concert Studio- que recibió el apoyo del Ayuntamiento (municipio) y de la Generalitat (gobierno) y este año ya está en su séptima versión.
Es un imperdible de verano porque reúne artistas nacionales e internacionales que ofrecen sus conciertos en un anfiteatro espectacular, montado frente al Palacio, con capacidad para 3.500 personas. Hay localidades en platea baja y también graderías.
Para la versión 2019 están anunciados, entre otros, Mariah Carey, Diego El Cigala, Juanes, Ana Belén, Carla Bruni, Woody Allen y Gilberto Gil. Y muchos más, poco conocidos por estas latitudes.
El 18 de marzo pasado se pusieron a la venta –por internet- las entradas y durante las primeras 24 horas se vendieron exactamente 15.714 entradas para los distintos conciertos.
Y si usted tiene planeado ir a Barcelona ahora, sepa que desde mayo, se pueden adquirir los tickets en los puntos de venta físicos. Oficinas del Palau de la Virreina: La Rambla, 99 o en el stand de la Illa Diagonal: Av. Diagonal, 557.
TESTIGOS DE LA CUARTA VERSIÓN
Con muchos meses de anticipación Rubén Adrián y yo adquirirnos las entradas para ver, en la cuarta versión del Festival Jardines de Padralbes, a uno de sus favoritos: Paolo Conte, un cantautor italiano de gran trayectoria y de casi 80 años, cuya música rescata sonidos del blues, jazz, tango y hasta de la rumba y la salsa. Se presentó con una orquesta de 10 músicos, y su concierto duró más de dos horas.
Ese año, entre los artistas invitados estuvieron The Cranberries, Charles Aznavour, Tom Jones, George Benson, Joan Baez, Toquinho y María Creuza (en dúo), etc.
Aquel día, tuvimos la oportunidad de estar con Josep Sandoval, el editor jefe de espectáculos del diario La Vanguardia, quién contaba maravillado lo que había sido el espectáculo de Aznavour en días anteriores, cuando ya el armenio tenía 92 años y seguía más vigente que nunca.
El destacado colega catalán tampoco se quedó corto con el artista italiano, al escribir al día siguiente en la Vanguardia: “Cada canción de Conte es un cuento poético, historias de a dos que no por ello tienen que ser necesariamente de amor. Entendiendo por amor una relación conceptual de sensaciones y ritmos. Como en ‘Diavolo rosso’, surrealista historia de amor, lírica y dramática”.
Además, la periodista RRPP del Festival Ana Cuatrecasas, al saber que éramos colegas, nos recibió en forma especial, y conversó largo rato con nosotros, comentando los recitales ya realizados.
DE LA ALFOMBRA ROJA Y LA PREVIA
El recinto se abre dos horas antes de los conciertos, es decir, a las 20 horas. Lo primero que llama a la atención es la pomposa alfombra roja que da la bienvenida a los asistentes. No muchos le hacen caso y pasan por el lado como no dándole importancia. Yo no pude resistir, caminar por allí –creyéndome casi en Hollywood- para que Rubén Adrián me inmortalizara en una foto. Aunque estaba viviendo en tierras catalanas, igual me sentía una turista, especialmente en un acontecimiento como éste.
Bueno, hay que decirlo, el público es muy cuico. Tal vez el precio de las entradas es un factor. La más cara –para ese show- era de 180 euros y las más baratas, 19 euros. Me imagino que ahora serán mucho más onerosas.
Cuando los asistentes ingresan, pueden disfrutar de un paseo por esos jardines maravillosos llenos de esculturas, fuentes, estanques y escaños donde sentarse. O buscar la famosa fuente ideada por Gaudí.
O descubrir entre la frondosa vegetación, que están insertos los nombres de los artistas asistentes.
Además, en el sector llamado Village se hace “la previa” porque hay stands que venden cerveza, vino, champaña y comestibles, y uno se puede instalar en una mesa y esperar ahí el show. Incluso, recrearse con un escenario alternativo instalado en esa zona, en que artistas emergentes exponen su talento.
Curiosidades no faltan… unos carritos eléctricos lo acercan a uno al sector de los baños, que por cierto son excelentes, con piso de madera y hasta con secadores de manos, a pesar de ser de aquellos móviles, de ésos que se instalan para eventos.
Los Jardines de Pedralbes están a pocos minutos del centro de Barcelona (Diagonal 686). Lo mejor es tomar el Metro y bajarse en la estación Pali Reial (Palacio Real), unos muros cubiertos de buganvilias y una puerta de fierro forjado frente a una explanada con una fuente de agua, le indicará que está en el mejor lugar para disfrutar una tarde- noche de verano en Barcelona, junto a la música de su artista favorito.
Me encanta , las crónicas de Ana Rosa !! Su narración es fantástica, , que siento cada una de sus palabras , frases u oraciones , Felicitaciones !!
Gran relato de Ana Rosa. Cómo se extrañan estas plumas en el periodismo de hoy. Gracias por reproducir estos valioso aportes.
Viví mis años “duros” del exilio en esa maravillosa ciudad, que me hizo más amable la vida fuera de mi país.