Un barrio especial, en una ciudad diferente
Fremont, Seattle.- Viajar es descubrir la diversidad y, a la vez, la particularidad del ser humano. Y en ese tránsito, si se mira con atención, surgen lo secretos y las esperanzas de los grupos que componen una comunidad, los que no suelen ser tan distintos de quien los observa. De hecho, construir comunidad suele implicar reunir lo mejor de cada individuo y generar una identidad única para todos. Así, el que se integra, viene a llenar un espacio vacío que espera para completar el puzzle. Esto que parece una sentencia o pura teoría, es una realidad en cada rincón de Fremont, Seattle, el centro del universo, según sus habitantes.En medio del puente que une Lake Unión y Puget Sound, abriendo la puerta a este barrio especial en una ciudad diferente, lo primero que ves es una señalética que informa que has llegado al centro del universo. Ésta te pide que ajustes tu reloj en cinco minutos. Toda una excentricidad que genera inmediata simpatía.
Una vez en el barrio, puedes elegir entre dirigirte a conocer el famoso troll o ver la escultura de Lenin que, estará decorada de acuerdo a la época del año. Pero si te gusta caminar, estás a pocas cuadras para ver ambos hitos del lugar.
El primero fue esculpido por los artistas Steve Badanes, Will Martin, Donna Walter, and Ross Whitehead, en 1990, tras un concurso realizado por el Municipio de la localidad. La idea, que proviene del folclore noruego, conquistó al vecindario que dio sus parabienes para generar identidad con la escultura. Por supuesto, el troll bajo el puente es uno de los grandes atractivos del barrio.
Si caminas algunas cuadras en dirección opuesta, hacia al centro, descubrirás la estatua de Vladimir Lenin que, más que una historia política, tiene un pasado curioso. Esculpida por el búlgaro Emil Venkov en 1988 en Checoslovakia, la estatua fue sacada en la revolución del 89. Cuatro años más tarde, fue adquirida por un estadounidense que la instaló en Fremont. Cuando los puristas políticos intentaron sacarla del barrio, descubrieron que la plazoleta en la que está erigida es privada, por lo que Lenin sigue presente todo el año , ya sea vestido con camiseta deportiva si se viven los juegos en cualquier parte del mundo o lleno de estrellas navideñas, como en esta época.
Fremont y el universo
La idea de un barrio bohemio, donde el arte es primordial y puedes tomarte un café conversando con cualquier parroquiano desconocido, es el goce del artista. Si a eso le sumas esta idea del centro de universo, la que está arraigada en las calles de la ‘República Independiente de Fremont’, el viaje te permite ingresar a un mundo paralelo, demasiado atractivo para no pensar, al menos por un minuto, en lo bueno que sería ser vecino del Troll y de Lenin. Por ahí un cohete, por allá Saturo, en frente una señalética con muchas direcciones indican que el barrio algo tiene de especial.
Los bares ofrecen distintos tipos de cerveza artesanal, las calles son limpias, amplias y coloridas, en tanto el ambiente diverso es un puro deleite. Nadie te mira, a nadie le importa como te vistas o cómo hables. Todo es natural, humano, un oasis para el viajero. CV