Pese a que nuestro país lidera los índices de lectura en Latinoamérica, gran parte de la población lo realiza por obligación y a través de medios virtuales, al no tener tiempo para tomar un libro.
Hace unos días se publicaron los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura 2016 que se realiza en colaboración con el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), y los resultados posicionan a México en el segundo lugar del índice anual por ciudadano con un porcentaje de 5,3 libros leídos al año, tanto por gusto como por obligación.
Eso no es para nada curioso, pero lo sorprendente es que la lista está encabezada por Chile con un porcentaje de 5,4 libros leídos al año en promedio por ciudadano, dejando atrás a naciones como Argentina que tiene un índice de 4,6.
Considerando que vivimos en un país donde la discusión en torno al fomento lector como opositor directo del impuesto al libro, la tendencia es a pensar todo lo contrario a las estadísticas que posicionan a Chile como el primero en América Latina.
El análisis
El gerente general de Vidalibros, Pablo Vergara, señala que si bien el análisis realizado en México considera blogs, periódicos, la Biblia y/o medios virtuales, podría pensarse que esto no hace realmente que una sociedad sea lectora.
“De ahí nace el conflicto y muchas preguntas: ¿Es Chile realmente un país lector? ¿Qué tipo de lecturas son válidas para ser considerado lector? ¿Tiene menos valor leer el diario, la Biblia o un blog? ¿Cuándo fue la última vez que se leyó por gusto y no por obligación?”, enumera Vergara.
El impuesto influencia, pero el gerente general de Vidalibros afirma que“creemos en la democratización de los libros y le damos a nuestros clientes desde un 38% hasta un 70% para que el precio no sea un obstáculo, es decir, sin IVA, con el objetivo de fomentar este hábito en un país donde apenas un 51% de la población declara leer por gusto”.
Pero cabe preguntarse, ¿es esta la solución a la crisis?“Lo anterior, porque en promedio el precio disminuiría en apenas $1.500. ¿La razón no será que al haber pocos lectores, la producción de los libros es más cara? Más aún cuando los chilenos dicen no leer libros por ‘falta de tiempo’”, manifiesta Vergara.
Colaboración de Jonathan Garcés