El video “El síndrome del eterno viajero” interpretó el sentir de muchas personas de diferentes edades y validó ese sentimiento tan fuerte de nómada que llevamos desde siempre.
Internacional.– Dicen que los viajes son como las drogas, una vez que los pruebas, es difícil dejarlos. Tal vez se asemejen en la adicción, no así en su naturaleza. Las primeras matan; las segundas dan vida. Es precisamente por eso que surge la necesidad de viajar, por conocer y apreciar más la vida en todas sus formas.
El 2014 la presentación del video donde se catalogaba aquella necesidad como “El síndrome del eterno viajero”, validó el sentimiento. Probablemente coincidió con las ofertas de líneas aéreas y agencias de viaje. El tema es que, desde ese año a la fecha, las redes sociales están repletas de historias de viajeros.
La fuerza que mueve la necesidad
La valentía de abandonar lo establecido y lanzarte a conocer el mundo no tiene límites de edad. Y si bien los jóvenes son los más osados, también hay gente adulta que decide vender lo que los atrapa en un país y salir a enfrentar su propia necesidad. Sólo en este portal, tuvimos dos ejemplos claros de esto. Los viajeros sin dinero, fue un artículo que encantó a la gente por la historia de sus protagonistas. En tanto Nicole Etchart nos contó ¿Por qué ellas viajan solas? abriendo una puerta a las mujeres para tomar la decisión de partir.
Pero es que la necesidad de viajar surge, como dice el video mencionado por seguir adelante, con los ojos y la mente puestos en el mundo. “Estoy aquí en este instante” dice la protagonista “Y puede que no vuelva nunca más. Tengo que saborear cada momento. No recuerdo qué pasó hace dos semanas en un día de oficina, pero quiero recordar que estuve aquí”. El presente, entonces se hace eterno y nos sentimos plenos.
Aprender es la consigna en un viaje. Mirar, sentir, incomodarse y re-acomodarse son formas de crecer y superar los propios límites. Cualquier viaje puede ser el principio del conocimiento personal profundo. Bueno, probablemente en un crucero será más difícil, pero no pierdas la esperanza.
El que viaja una vez, vuelve huérfano de mundo, de nuevos afectos y experiencias. El retorno implica re adaptarse al sistema que lo enmarca en lo seguro y lo desapega de la aventura. Pero esa orfandad estará gritando para no ser olvidada, para seguir buscando algo que lo una a todo el resto de los seres humanos. Entonces volverás a viajar, acallarás el grito y comenzarás el ciclo otra vez. C.V.
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