La autora de El libro de mi destino sigue develando las dificultades de una cultura que se niega a dejar costumbres dolorosas
Santiago, Chile.– Una de las tantas bondades de la lectura es la posibilidad de conocer mundos tan lejanos como incomprensibles. Parinoush Saniee, autora del extraordinario El libro de mi destino, vuelve a la carga con la novela “Una voz escondida”. La obra nos permite entrar nuevamente en un país donde el fanatismo religioso lo llena todo, superando incluso el amor por los hijos. Es un libro hermoso, absolutamente imperdible, en el que la autora relata la vida de una familia en Irán a través de la mirada de un niño que se niega a hablar hasta los siete años. La historia está basada en un hecho real y constituye un verdadero acto de rebeldía.
Shahab está convencido que es “tonto”, aunque no sabe realmente el alcance de la palabra. Está convencido de ello, porque lo ha escuchado decir desde pequeño a sus amigos, sus primos y hasta a su padre, Naser. Éste es tan duro con él, evitándolo cada vez que puede porque constituye “una vergüenza”, que el chico ha decidido que no es su padre, sino el padre de sus hermanos.
Shahab no habla, aunque no tiene ningún problema, a decir de los médicos que lo han visto. Sólo se trata de no querer ser parte de un mundo que , para él, es más hostil. Su madre, Mariam, es la única que no se deja llevar por los comentarios familiares y, con amor, intenta comprender a ese hijo diferente y complicado, porque es una mujer educada que comprende lo que es ser discriminada.
“Una voz escondida”, es un libro bien escrito -y bien traducido, por supuesto- que engancha desde las primeras páginas. Narrada en primera persona desde el punto de vista de Shahab y, en paralelo, de Mariam, Saniee consigue que empaticemos con los protagonistas en todo momento. Y si bien se relatan situaciones dolorosas, también hay varias escenas insólitas y divertidas con los que la autora consigue un equilibrio perfecto para esta magnífica obra. CV.
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