Aunque las razones sean válidas, llorar en la oficina no hace otra cosa que dar poder a quienes no tienen reparo en agredir
Santiago, Chile.- ¿Quién no ha llorado en la oficina alguna vez? Razones hay miles: una mala reunión, el maltrato de alguien que se siente superior, un amor perdido, un error. Llorar en el trabajo es algo que debe evitarse.
Cuando Mika Brzezinski fue despedida de las noticias en CBS, hace algunos años, lloró. Al pasar del tiempo comentaría en una entrevista a The Huffington Post que se sentía arrepentida: “ No había lugar para esas lágrimas en ese momento.Cuando lloras, estás entregando tu poder”
Y es cierto. Si bien en Latinoamérica somos más propensos a expresar nuestras emociones, el llanto debiera quedarse en casa. Llorar implica estar devastados y el poder ama a los devastados. Pero no se trata de una lucha, más bien corresponde al respeto que uno tenga por si mismo y sus convicciones. Si en tu oficina, alguien te provoca el llanto, es necesario comenzar a evaluar si vale o no la pena seguir ahí.
Llorar delante de otros no vale la pena
“Cada vez que he llorado en el trabajo, me he arrepentido” dijo Brzezinski al diario. Eso no significa que no haya sucedido- de hecho sucedió en los momentos menos oportunos. Mientras envejezco me doy cuenta de que realmente no lo vale”
“Lloré cuando me despidieron de CBS, delante del presidente. Fue una mezcla de shock y pena profunda, porque amaba trabajar ahí y además surgieron muchos sentimientos sobre desilusionar a mi familia- especialmente a mis hijas. Pero no había lugar para lágirmas en ese momento. Cuando lloras, entregas tu poder”
El tema es que, si controlas tus emociones, muestras que estás en control de todo y eso te da un cierto poder en el trabajo y con las personas que te han agredido. El control de la situación implica tener una dignidad y eso sugiere nunca, pero nunca llorar en el trabajo. Ok, puedes hacerlo en el baño, pero luego no salgas con los ojos rojos a que todos te pregunten “¿qué te pasó?”
De acuerdo a psicólogos e investigadores, esto no es necesariamente una cuestión de género. El tema depende del contexto y el grado del problema