¿Viajamos en el tiempo? Okey. Inglaterra, Era Victoriana. Te presentamos a Los Bridgeton, una familia llena de encantos, chismes y conflictos
Nos hemos acostumbrado a las series europeas. La forma de montar la trama, con personajes creíbles, bien trabajados, suele engancharnos con facilidad. Los Bridgerton, la producción de Netflix estrenada en Navidad, no es la excepción. Si bien está a cargo de una estadounidense, reúne todos los elementos de las series del viejo continente. Romanticismo, sueños y chismes; machismo y rebeldía; vestuarios y paisajes majestuosos son sólo algunos de ellos. A un día de su estreno, se ha convertido en una de las preferidas del público.
El capital humano
La pluma de Julia Quinn es conocida y valorada en el mundo de la novela romántica. Prolífica en la escritura de este género -que todos parecen despreciar, pero que aman leen-, a sus cincuenta años ha escrito una veintena de éxitos mundiales. Por ello, cuando la guionista, productora y directora Shonda Rhimes abandona Disney por un suculento contrato con Netflix, elige uno de los textos de Quinn para dar su primer golpe maestro.
Phoebe Dynevor (Daphne Bridgerton) es la debutante, ansiosa por encontrar marido para no sumir a “sus hermanas en desgracia”. Regé Jean-Page (Duque de Hastings) es el galán que no piensa enamorarse. Ambos muestran una química fantástica en pantalla y son “la pareja ideal” que aspiramos a ver junta. Hasta aquí, dirás que puede no interesarte demasiado, pero cuando vez el primer capítulo, la cosa cambia. La tensión está muy bien trabajada, mezclando los afanes cotidianos de la época con un humor sutil y la expectación de lo que puede suceder.
El juego de Quinn/Rhimes es fantástico, en todo lo que ese término implica. De escenas y personajes que originalmente están inspirados en La Cenicienta por ejemplo, como la vecina y sus tres hijas, a la imagen de escritoras anónimas encarnada por Lady Whistledown (silbar), en la voz deJulie Andrews , quien publica gratis su periódico lleno de historias aristocráticas ácidas.
Cabe destacar que, si bien la trama está enfocada en la pareja central y en sus conflictos individuales, la construcción de los personajes secundarios es sólida. Destaca la lucha feminista de Eloise Bridgerton interpretada por la británica Claudia Jessie de forma magistral. Asimismo, el rol de “la hermana fea” tan menospreciada por la sociedad, tiene versión profunda y sensible en la irlandesa Nicola Coughland.
Párrafo aparte merece Adjoa Andoh como Lady Dunbury, un rol potente y bien logrado: la mujer sola que se hace cargo del mundo.
La elección del elenco no podría haber sido mejor, por lo que las escenas paralelas -y complementarias- del conflicto central- consiguen el interés del público.
¿Por qué ver Los Bridgerton?
A veces, admirar una producción entretenida, en el estilo Jane Austen, como han dicho otros medios es una buena forma de olvidar el encierro, la imposibilidad de acercamiento físico de este año y volver a soñar un poco. Amor, sexo y emoción. ¿Recomendable? De todas maneras.
