Los dueños del país (a quien le venga el sayo…)

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Santiago, Chile.- Cada vez que alguna institución, como las Isapres o las AFP, generan enormes cantidades de dinero a costa de todos nosotros, dejando de responder a lo que han prometido, me pregunto dónde está la justicia y por qué sólo unos pocos son dueños del país.

No hace mucho, me desvincularon de una Isapre por la pre-existencia de una enfermedad reumatológica de mi hija, dejándola a ella a merced del sistema público, que tiene gente con gran preparación y excelentes intenciones, pero con poco recurso humano para atender a sus enfermos. ¿Qué yo no la declaré? Falso. El ejecutivo se negó a poner en la declaración que existía una patología en estudio. Luego cuando argumenté eso a la Superintendencia, sólo citaron al ejecutivo a declarar. No hace falta ser adivino para saber qué respondió cuando le preguntaron si era cierto.  Posteriormente, llegó la cuenta de la clínica, en fecha anterior a la desafiliación y la Isapre se negó a pagar. Ahora sé que hay una demanda en mi contra y un abogado que ofrece “orientación gratuita” cobra un tercio del valor de la deuda- que la Isapre debiera costear- por la defensa. Seguimos haciendo leña del árbol caído.

Casos como el mío, se registran miles a diario y nadie le pone el cascabel al gato.

El caso de las AFP también es un tema más que complejo, porque siendo Chile una nación que promete envejecer a corto plazo, debiera realizar un cambio de 180 grados a la legislación, para permitir, como en otros países, que la persona en edad de jubilar, pueda tomar todos sus ahorros, hacer lo que quiera con ellos y no someterse a una pensión miserable, para que la institución siga invirtiendo con el dinero de los pensionados.  Qué el Estado se tendría que hacer cargo de muchos, es probable, pero siempre habrá una forma de solventar ese segmento y lograr que disminuya, educación mediante.

Hay alternativas, es cierto – invertir en el exterior, trasladarse o salir del sistema y ahorrar bajo el colchón- pero la mayoría no tiene la posibilidad de asumir el riesgo. Por lo mismo, cada cierto tiempo, caen cientos de incautos en estafas piramidales, buscando que lo poco que tienen pueda duplicarse para mejorar la calidad de vida. Bueno, también hay ambición en muchos, pero esas pirámides no tendrían éxito tan masivo si las condiciones existentes para el común de los chilenos, fueran mejores.desigualdad1

Mientras la gente corriente debe trabajar ocho horas por sueldos que no alcanzan para vivir, diputados y senadores ganan millones que aseguran su futuro y, si se cuidan, el futuro de su familia, por dormir junto a las leyes importantes en el Congreso. Siempre hay excepciones, pero son eso.  Lo mismo sucede con los directivos de las mineras estatales y así sucesivamente.

Somos un país que aspira al desarrollo, pero somos una de las naciones más deprimidas del mundo; somos un país que aspira al desarrollo, pero tenemos brechas salariales insalvables e instituciones donde sólo unos pocos son beneficiados, mientras el resto de la población debe someterse a sus designios y a la deuda eterna; somos un país que aspira al desarrollo, pero esperamos que cada gobierno logre consolidar gratuidad y calidad en la educación y la salud, cuando los verdaderos dueños del país  no estarán nunca de acuerdo con ello.

De pronto me parece una inconsecuencia la buena educación. Mi padre, descendiente de ingleses, me inculcó la honestidad, la honradez y la verdad, como valores fundamentales para triunfar en la vida y la verdad es que a veces pienso que se equivocó, cuando veo lo bien que le va a los mentirosos, estafadores, abusadores laborales y otros.

Sólo nos queda confiar en los jóvenes que buscan sinceramente la evolución emocional, intelectual y política de las cabezas y que, poco a poco dan señales de realizar cambios para mejorar la calidad de vida de todo el país y no sólo de unos pocos, de los que se han convertido en los dueños de Chile. “Roguemos al Señor…”

Mary Rogers G

Imagen principal extraída de Gamba.cl con título similar al de este artículo.

 

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