LUIS EDUARDO AUTE

Luis Eduardo Aute: un maestro del verso y la música

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Por Ana Rosa Romo

Luis Eduardo Aute, poeta, pintor y un gran cantautor español, ha muerto este 4 de abril de 2020, a los 76 años.  Conocí su música gracias a quien fuera el gran amor de mi vida. Hoy estarán juntos en el universo infinito aliviados del dolor, mientras nosotros lloramos su ausencia.

Mi humilde homenaje para Aute es este relato que hice de cuando vi una actuación suya aquí en Chile, en 2011.

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El concierto de Luis Eduardo Aute reunió en Santiago a mil personas más o menos. No era un público mayoritariamente sesentón. Había juventud y gente de 40, 50  y más; padres con hijas, muchas parejas

Díficil que alguien entendiera mis estremecimientos de emoción cuando se agolpaban los recuerdos, mis lágrimas silenciosas con los temas de amor, o mi llanto incontrolable con el tema homenaje a John Lennon, o mi risa estrepitosa cuando habla del Papa y dice que es lo contrario de dios… que “hay que ser cojonudo para creerse el representante de dios en la tierra, que otros por menos están en un manicomio”. Por un momento pensé que mi risa era la única del teatro.

Por suerte, no fue así.

Durante casi tres horas disfruté del arte de un cantautor, un poeta, un filósofo, un observador; un artista que le canta a la vida, al sexo, a la muerte, a la libertad, a la verdad, al mundo, en fin, a todo lo que nos rodea y en lo que a veces no reparamos.

Buñuel, Velázquez, Goya, Picasso, Lennon… todos esos grandes incorporados al show de otro grande que sabe rescatar lo mejor y lo peor de este mundo y ponerlo en verso y música. 

Y te quedas meditando, te emocionas, sonríes, lloras, extrapolas las letras de las canciones a tu propia vivencia… y en ocasiones, no puedes evitar las lágrimas.

Aute es un maestro en el escenario. Nunca antes lo había visto. Me impactó.

SOLIDARIO Y GENIAL

Con 15 minutos de retraso, según la hora anunciada en el ticket, apareció en el escenario para interpretar “Me va la vida en ello”. 

Pero quiero que me digas, amor,

que no todo fue naufragar

por haber creído que amar

era el verbo más bello…

dímelo…

me va la vida en ello.

Apenas terminada la canción, saludó al público, recordó que hacía cuatro años  que no venía a Chile y lamentó venir ahora en que se vivían momentos difíciles… de conflicto social. Entonces expresó su solidaridad con el movimiento estudiantil y el teatro estalló en aplausos.

“No hay mayor riqueza para un país que una ciudadanía que exija mejor educación para todos”, declaró en medio de una ovación.

Dijo que dedicaba el concierto a Manuel Gutiérrez, el joven que murió hace dos días en los disturbios del paro nacional.

Ya tenía el público rendido a sus pies; de ahí en más fue un paseo emocionante por una estupenda selección de su obra con explicaciones geniales, divertidas, emotivas, tiernas, en casi todas las canciones. Así las contextualiza y uno las disfruta el doble. ¡¡Maestro!!

Magníficas interpretaciones de “Atenas en llamas”, “Esta noche”, “¿Qué me pasa doctor?”, “Intemperie”, “Aleluya Nº5”, “Tríptico de luces y sombras”, “Alevosía”,  “Banda aparte”, “Prefiero amar”, “Nada”, “Alguien sueña por ahí” (“A los estudiantes chilenos: que no les roben sus sueños”), “Imaginación”, “Al día de hoy”, “Un soplo de alegría”, “Quiéreme”, “Toda una vida”, “El canto de las sirenas”….y ahí se despide.

Y vuelve con el primer bis: “Giraluna”  donde dice aquello que todo tiene su contrario: arriba, abajo; blanco, negro; el bien, el mal, si hasta dios tiene su contrario: el Papa (risas generalizadas, la mía, inevitablemente fuerte).

Sigue con “Sin tu latido”: “Ay, amor mío, qué terriblemente absurdo es estar vivo sin el alma de tu cuerpo, sin tu latido”.

Otra vez se va y  vuelve. Interpreta  solo con su guitarra: “Dentro”, “Anda”, “Las 4 y 10”. Se suman sus tres músicos: “De alguna manera”, “Belleza”. 

Nuevamente solo en el escenario y a capella, “Al alba”: 

Presiento que tras la noche

Vendrá la noche más larga,

Quiero que no me abandones

Amor mío, al alba.

Un final que estremece, premiado con una ovación de pie y varios gritos: ¡¡Grande maestro!!

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