Memorias de una niña Alba, novela escrita por Bruna Faro, relata la historia de una infancia ultrajada, la de Aurora, una niña de siete años y las vivencias de sus compañeras en el hogar de menores El Alba ubicado en Osorno.
Hambre, abandono, abusos y torturas son sólo algunas de las doloras experiencias que vive el grupo de niñas que vive en el hogar durante los años 80`. En un valiente relato su autora nos traslada en esta novela desgarradora y profunda.
Esta es la primera novela de Bruna Faro, quien vive en el sur, y se dedica a la confección de muebles y a escribir: “Para mí escribir es una liberación, y siento el compromiso de contar los hechos. Al final del libro se pueden leer los testimonios reales de mujeres que vivieron en el hogar, los que testifican lo sucedido y también sirven como denuncia y sanación”.
“Memorias de una niña Alba es el relato crudo de la infancia dolorosa de las niñas olvidadas. Los bestiales adultos que debían cuidarlas develan su monstruosidad y no sólo no las cuidan, si no que las exponen a los más horribles tratos y abusos. Están solas o más bien se acompañan entre ellas y deben aprender a protegerse del sórdido mundo que quienes debían cuidarlas han construido”, dice Federico Zurita Hecht, Doctor en Literatura con mención en Literatura chilena e hispanoamericana por la Universidad de Chile.
Esta novela protagonizada por voces infantiles y frágiles pretende denunciar a quienes estuvieron a cargo del hogar entre 1981 y 1994, y sensibilizar a una sociedad que parece ignorar la dura e injusta realidad que han vivido y viven actualmente much@s niñ@s de este país.
El Hogar El Alba que aún existe, dirigido por una fundación de una iglesia evangélica, y recibe a niñas de la zona, es el escenario que recibe a Aurora y a su hermana menor, tras ser abandonadas por su madre. Aunque no entienden muy bien el fondo de esa decisión, si comprenden inmediatamente que en ese lugar no encontrarán el amor y contención que necesitan..
La autora, Bruna Faro, señala: “Es muy duro ver que en este país hay niños de primera y de segunda clase, eso no debe seguir sucediendo. Ese niño o niña podría ser tu hijo, y no es posible que quienes deban cuidarlos los torturen y abusen. En el Hogar El Alba no sólo el director fue el culpable sino también las mujeres que allí trabajaban, quienes eran cómplices activas”.