Aprendizaje, conocimiento, libertad son algunos de los conceptos que Nicole Etchart, creadora del blog Viajando Lento, sugiere para responder la pregunta que motiva la reflexión
Santiago, Chile. En el último tiempo es cada vez más común escuchar o leer en algún medio la historia de mujeres que salieron a cumplir sus sueños sin importar lo que la gente decía. Cada día nos enteramos de más mujeres empoderadas, de más mujeres valientes, de más mujeres que están rompiendo esquemas haciendo lo que les gusta y viviendo de eso. Ya sea montar un emprendimiento, vivir del deporte o largarse a viajar por el mundo, cada día escuchamos más historias como estas que nos abren los ojos a la realidad de los tiempos.
Hoy les quiero contar por qué algunas mujeres tomaron la decisión de dar un paso al frente y vivir una vida en torno a los viajes en solitario. Mujeres que, con una cuota de valentía y determinación, superaron sus miedos y dejaron por un tiempo su rutina, sus trabajos y sus familias, para salir a conocer ese mundo tan grande que está allá afuera.
Aprendizaje experiencial
¿Qué más fácil que aprender haciendo? Viajando la gente se enfrenta a tantos estímulos y está tan abierta que su mente absorbe mucho más que si leyera lo mismo en un libro. ¿La historia de la revolución francesa? ¿El plato típico de Guatemala? ¿Las creencias de otra religión? Al viajar se aprende porque se involucran todos los sentidos en esa nueva información. Qué rico es conocer acerca de una cultura diferente a la tuya pero no porque la viste en televisión, sino porque estuviste ahí mismo viviéndola y experimentándola.
Conocerse a sí mismo
Uno de los aspectos más satisfactorios de viajar –y sobre todo de viajar en solitario– es que puedes ponerte a prueba y conocer tus propios límites. ¿Te has detenido a pensar cuánto estás dispuesto a ceder ante ciertas situaciones? o ¿qué tan lejos podrías llegar cuando experimentas algo desconocido? Las mujeres que viajan solas tienen la opción de sumergirse en escenarios que las llevarán hasta el límite. Desde probar una nueva comida hasta dormir en un lugar muy incómodo. Desde tener un nuevo amor hasta hacer un deporte extremo. Quien viaja solo decidirá hasta dónde avanzar o cuándo detenerse. Además, viajando tienes un momento en que estás abierto a analizar tu vida actual y decidir qué quieres cambiar o mantener de ella cuando vuelvas a casa.
Vivir la libertad
Quienes viajan en solitario pueden tomar las decisiones que quieran en el momento que quieran sin tener que darle explicaciones a nadie. ¿Te quisiste quedar un día completo acostado? ¿Caminarás si detenerte toda la mañana? ¿Perderás la entrada al museo porque te quedaste tomando sol en la playa? Al viajar solo ya no tienes que dejar de hacer lo que te gusta por adaptarte a lo que tus acompañantes quieren hacer. Podrás armar tu día como se te antoje, y esa sensación de libertad es impagable. Sin horarios, sin responsabilidades y en un lugar desconocido: esa es plena libertad.
Así que ya saben. Por esto hay tantas mujeres haciéndolo y por eso hay que dejar que lo hagan. Perder el miedo y apoyarlas. Viajar en solitario es una experiencia que hay que vivir al menos una vez en la vida. De seguro si le preguntas a alguien que lo haya hecho te dará muchas más razones que estas tres. Viajando en solitario se conoce gente nueva, te llenas de energías positivas, vas a tu ritmo, etc. Es una oportunidad única de crecimiento personal. ¿Y tú, lo estás pensando? Tal como una nueva comida, no vas a saber si te gusta hasta que la pruebes. Atrévete.
Por Nicole Etchart Opitz
Instagram http://www.instagram.com/ viajandolento
Twitter: http://www.twitter.com/ viajandolento