En tiempos de PSU es bueno reflexionar sobre la importancia de respetar las tendencias personales, la vocación de los jóvenes que, por lo general, se manifiesta desde temprana edad.
Santiago, Chile.- Todos los diccionarios coinciden en el significado de la palabra vocación. Se trata de una inclinación o llamado a dedicarse a una forma de vida. Del latín vocatĭo, vocatiōnis, que significa ‘acción de llamar’. Es decir, la vocación es un llamado a hacer lo que más nos apasiona en la vida y/o lo que nuestros talentos dicen que somos capaces de hacer, de la mejor forma y, por tanto, con felicidad.
Entonces, ¿por qué la sociedad tiene el afán de dirigir a los jóvenes hacia ciertas profesiones, sin dejarlos escuchar el verdadero llamado? Mucho ingeniero y abogado; poco profesor y artista. Un desequilibrio en la educación superior que se nota en la sociedad.
La tendencia es buscar alternativas lucrativas, sin respetar la vocación que, por lo general, se manifiesta a temprana edad. Eso ha dado como resultado, en Chile al menos, cientos, sino miles, de ingenieros comerciales y profesionales afines, manejando taxis porque las plazas de trabajo son pequeñas para tanto titulado que, además, espera ganar millonadas desde el comienzo de su carrera. Y, por supuesto, mucha frustración por la falta de resultados prometidos.
Confiar en la vocación
La vocación es una herramienta muy poderosa para cualquier persona. La frase hacer lo que se ama, es no tener que trabajar, es una verdad comprobada. Hacer lo que se ama facilita ejercer la perseverancia y conseguir el éxito. ¿Y qué es el éxito sino una forma de sentirse realizad@?
Es necesario restablecer el equilibrio en la sociedad y para ello requerimos que ambos hemisferios del cerebro se desarrollen. No nos basta con uno solo. Queremos ingenieros, pero también músicos; necesitamos médicos, pero también instructores de Yoga; se requiere abogados y psicólogos, pero también arquitectos, pintores, escritores y sociólogos.
Un profesional apasionad@ por su área siempre encontrará la forma de ganarse la vida. Confiemos en la vocación.
